Aunque no lo parezca



A veces estás en la tormenta,
en el viento huracanado
que remueve los escollos
que me inquetan
y me frenan.

A veces estás en la impaciencia,
en la pasión desbordada,
en el estruendo de batallas
en que me rompo,
contigo
o contra ti,
y eres aguacero
que apaga mis incendios.

Pero otras veces estás,
callado y discreto,
como brisa en la mañana,
en el cansancio de los días sin motivo,
en la rutina del reloj de dentro,
en la caricia discreta
de mi oración desierta.

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